17 de diciembre de 2009

Cuento "El águila, el jote y el pastor"

La tribu de Langhelén, cerca de la laguna de Leuvucó, se destacaba por los excelentes rebaños de cabritos y ovejas que apacentaban. 
El peligro para estos animales venía desde arriba.

En efecto, las águilas se lanzaban en vuelo razante y tomaban con sus garras a un corderito y se lo llevaban a sus nidos, en lo alto de los cerros, para alimentar a sus polluelos. 
  
Un jote* que merodeaba el lugar, vio al águila y trató de imitarla. 
 
Se lanzó en picada sobre un carnerito, pero con pésimo conocimiento en el arte, sus garras se enredaron en la lana y aunque las batía al máximo, no podía soltarse.

El indio que oficiaba de pastor, observó lo que sucedía. 
Tomó con sus manos al jote, le cortó las puntas de sus alas y se los llevó a los pequeños rankeles que jugaban en los alrededores de los toldos.

Uno de los niños le preguntó qué clase de ave era aquella y el indio les dijo:
 
-Para mí, solo es un jote... pero él, se cree águila.


*Jote: ave carroñera, semejante al cuervo. 
Fuente: Héctor P. Ossola, escritor ranquel.