La hija del cacique Langhelén, pequeña pero muy despierta, observaba fascinada el andar sincronizado de un ciempiés que transitaba sobre una vaina de algarrobo.
-¡Qué complicación!- dijo en voz alta la hija del cacique. Su padre, que estaba al lado, le preguntó por qué veía complicado el caminar del animalito.
-Creo que debió hacerse un lío en la cabeza de este ciempiés cuando se lanzó a caminar… porque le debe haber preguntado a su mamá: “para andar, qué pie debo mover primero, ¿los de delante o los de detrás? ¿los de derecha o los de izquierda? ¿los pares o los impares?-
El cacique Langhelén sonrió y le explicó:
-Sí, es posible que se le haya ocurrido preguntar todo eso. Pero para ti no debe haber complicación alguna.-
Y la niña, absorta en el modo de caminar del animalito, le dijo a su papá:
-¡Cómo que no hay complicación! Si no se mueven los pies no se puede andar…
-Exacto- le dijo el hombre que conducía a la tribu.
Y agregó:
-La mamá del ciempiés debe haberle dicho lo mismo que te dijo tu mamá cuando comenzaste a caminar…
-No recuerdo lo que me dijo mi mamá cuando empecé a caminar- expresó la niña.
El cacique mirando al animalito que ya terminaba de bajar por el tronco del algarrobo, le dijo:
- Cuando quieras andar, hija mía, deja de cabilar y….¡anda!
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Algarrobo: árbol leguminoso, siempre verde, de copa formada por muchas ramas irregulares y tortuosas, cuyo fruto es la algarroba (vaina), con la que se hace patay y aloja.
Patay: pasta seca, queso vegetal.
Aloja: bebida hecha con agua, miel y especies (chicha).
Fuente: Cuento ranquel; enviado por Héctor Ossola, ranquel.
